Aún recuerdo cuando las tardes eran frías y lluviosas, terminaba la práctica y había unos brazos con prisa queriendo alejarme del frío y de la ropa mojada, pues pescar un resfriado no estaba en la lista de pendientes para el siguiente día.
“¡Corre! que falta la tarea y tienes que acostarte a dormir temprano” formaban parte de las frases que mamá decía todos los días. En algún punto, todos los deportistas pasamos por esos inolvidables momentos dónde mamá secaba nuestras lágrimas después de haber caído o gritaba desde las gradas con euforia para que no nos detuviéramos, iluminando nuestro rostro con esa enorme sonrisa después de ganar.
No existe mujer más fuerte que mamá, y no solamente porque levanta miles de kilos o porque la veamos cargando enormes maletas, sino porque siempre es capaz de transmitirnos esa confianza y seguridad que necesitamos antes de saltar de la plataforma o de dar el raquetazo inicial. Si no fuera por el apoyo de ellas, desistiríamos de nuestros objetivos; detrás de trofeos y medallas siempre hay una mamá que no nos permitió detenernos.
Hoy la medalla es para las mamás Sportium, para todas aquellas a quienes vemos llegar con las maletas listas, los recipientes de comida en mano y muchas veces, con toda la prisa del mundo para que sus pequeños puedan llegar a clase. Esta medalla es para ti mamá que siempre celebras cada uno de nuestros logros y nos motivas a cuidarnos y seguir adelante para conquistar nuestros sueños. A todas ustedes les enviamos una felicitación en este su día y les decimos: ¡Gracias!